Giovanni Battista Scalabrini: un obispo santo, de Piacenza al mundo
Temas sociales
Temas sociales
MENU
Descrito por Pío IX como el “Apóstol del Catecismo”, Scalabrini fue el obispo que más escribió sobre catequesis en el último cuarto del siglo XIX en Italia. Devolvió a la educación cristiana su primacía religiosa, otorgando al catecismo un valor nacional e instructivo y una función formativa fundamental que vinculaba religión y vida práctica. Reorganizó la Escuela Catequística en la diócesis de Piacenza, con una acción que, inspirada sobre todo en San Carlos Borromeo, revitalizó cada parroquia con una estructura orgánica y capilar “animada y vivificada por el celo y la caridad de personas… de las que brota incesantemente el aliento de vida”.
Al cambiar la sociedad, la educación cristiana, que antes impartían la familia y la escuela, tuvo que ser impartida por la Iglesia, y los contenidos del catecismo tuvieron que cambiar, apuntando a la defensa contra la herejía y a la justificación de la fe frente a la razón secular. Un catecismo, por tanto, en el que “la fe busca intelecto”. Los maestros llegaron a formar una especie de congregación laica, que contaba con profesores de teología y métodos pedagógicos, directores y retiros espirituales mensuales.
“La escuela catequística no se limita a enseñar a los niños las verdades de la fe, sino que los educa en la fe…. No es sólo para instruir, sino para educar; no es sólo para cultivar y desarrollar la mente, sino el corazón” (del Catecismo Católico – 1877 p. 71)
Scalabrini promovió iniciativas de caridad en favor de los pobres, los presos, los enfermos y los huérfanos. Caridad que aumentó durante las calamidades públicas, como la hambruna de 1879-1880, en la que recibió elogios públicos en la Cámara. Agotados sus fondos, empeñó sus objetos de valor y vendió los caballos que le habían sido donados para las visitas pastorales. Entre las obras sociales menores, sólo mencionamos el Istituto Sordomute y la Opera pro-mondariso (un caso típico en la época, de inmigración estacional y explotación de la mano de obra femenina). En 1874 se fundó la Opera dei Congressi para unificar la acción religiosa, social y política de los católicos y, tras el llamamiento del obispo, Piacenza se convirtió en la segunda ciudad de Italia con nada menos que 227 comités parroquiales.
Tras la trágica Jornada del Trabajo de 1898, que también se cobró víctimas en Piacenza, Scalabrini escribió Il socialismo e l’azione del clero (1899), síntesis de su pensamiento social. En ella abogaba por la participación de los trabajadores en los beneficios de la empresa, el derecho al trabajo y a la huelga, el seguro contra accidentes, las pensiones de invalidez y vejez, la reducción de la jornada laboral y de la edad, proponiendo el recurso al cooperativismo, las asociaciones de ayuda mutua, los bancos católicos y las cajas rurales.
En los treinta años que Scalabrini fue obispo de Piacenza, cerca de 8 millones de italianos abandonaron su patria. Scalabrini, que ya había conocido el fenómeno durante sus visitas a las parroquias de su diócesis, relata en su folleto L’emigrazione italiana in America: “¡Quién sabe qué cúmulo de desgracias y privaciones hace que un paso tan doloroso les parezca dulce! … ¿A cuántos, mientras encuentran el pan del cuerpo les faltará el pan del alma, no menos que el primero necesario y perderán, en una vida enteramente material, la fe de sus padres? Ante una situación tan lamentable… me siento humillado como sacerdote y como italiano y me pregunto: ¿Cómo puedo ayudarles?
En 1887 fundó la Congregación de los Misioneros de San Carlos para ayudar a los emigrantes italianos y al año siguiente intervino en el debate nacional sobre la emigración con el texto “Proyecto de ley sobre la emigración italiana”. Organiza conferencias en numerosas ciudades italianas para movilizar a la opinión pública sobre los problemas de la emigración y, en 1895, funda la Congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos.
Please , update your browser